El parbulario

El otro día, intentaba recordar mis días en el parbulario.
Que sitio más curioso el parbulario, donde nos enseñaban los colores, los animales y esas cosas.
Cuando me puse a rememorar aquellos días, lo primero que me vino a la cabeza fue la bata que nos ponían para ir allí. Claro, estábamos todo el día por el suelo y con plastilina y témperas, había que ponerse bata.

Era muy fina y con rayas; azules para los niños y rosas para las niñas (ya, muy obvio y sexista). Más allá de la distinción de sexos (a esa edad "sexo" era una palabrota) la bata proporcionaba una uniformidad que ayudaba a no distinguir la forma de vestir o el potencial económico de cada familia. Yo siempre he sido partidario del uniforme escolar por ese mismo argumento.

El caso es que recordando aquellos días y aquella bata (que ojalá mi madre guarde), me vino a la cabeza la imagen de mi propia caricatura de adulto con la estatura de un niño y el ya citado batín.

Y como dicen los franceses, los francófonos y estudiantes de francés, "et voilá":

Ignacio Parbulito